Los hombres que más quiero

Mi papá. O daddy, o Giordano, o Pelado. Aunque me rete durante las comidas por el tamaño de los bocados o no me deje volver sola a la madrugada con el auto.

Mi hermano. O Bro. O Jor. O Salamín. O Jorgelín triple. O George. Aunque esté lejos hace tres años, me hable en catalán desde Barcelona a cualquier horario y me haga enojar cuando me dice que sigo siendo una nena caprichosa a pesar de mi edad.

Mi padrino. Aunque no esté físicamente conmigo. Todavía me acuerdo como si fuera ayer cuando por teléfono me decía "mi princesita" y también cuando cumplí seis, que me perseguía para hacerme cosquillas y yo me escondía abajo de la cama de mi prima.


Mi abuelo, el griego.Aunque lo conocí sólo cuando era bebé.Mi abuela me cuenta que me escapaba de todos mis familiares menos de él, y que me quedaba dormida en sus brazos, al sol, en la terraza del campo. Ahora lo busco en sus artículos que escribió en los diarios, en sus libros, en sus cartas a mi abuela, en las fotos y en la cajita de madera donde guardo sus palabras y parte de su esencia.

Mi abuelo Otto, el alemán. Aunque murió exactamente un mes antes de que yo naciera. Mamá dice que es por eso que soy tan sensible; que ella hacía su mayor esfuerzo por no llorar pero era inevitable y durante el octavo mes lloró la muerte de su papá sin poder parar. Lo quiero a través del recuerdo, de los cuentos de mi abuela, de las medallas con su nombre y de las fotos de sus viajes por el mar sin decir a dónde.

Felipe. Por supuesto. Aunque sea un perro, entra en la categoría de los hombres que más quiero.

Mi primo, el de rastas. Aunque viva en el medio del mediterráneo y sea un colgado. Con él puedo arriesgarme a cualquier salto porque no conoce el miedo ni el tiempo, y vive al límite como a mí me gusta, por eso lo quiero.

Mi jefe. Porque me hace reír siempre. Y es lo más. Aunque me pregunte si ya estoy de novia el día en el que estaba todo mal.

El kiosquero de Arenales y Uruguay. Porque ya me conoce y me guarda los alfajores en la heladera y los deja ahí separados sólo por si acaso. Aunque le explique que no puedo comerme un Milka mousse a la mañana y otro a la tarde todos los días sino al próximo mes llego rodando. (Pero él insiste y el segundo siempre va de regalo, no hay caso)

Mis poetas preferidos, que son varios y muy leídos. Aunque no me conozcan, me llegaron al alma con cada uno de sus libros, de la noche a la mañana.

C´est moi



Me da fiaca leer el diario. Espero mi número en Freddo para el helado, en ojotas y un short de jean ajustado, y al lado mío una chica toma un café, con bufanda y medias de lana en los pies.Pruebo cosas que nunca probé. Me crecieron un poco las lolas, no se por qué. Viene a comer a casa el ex novio de mi hermana mientras ella está de viaje por Europa y Africa. Le digo a papá que el dolor que siente en el esternón se llama síndrome del nido vacío. Se lo digo en serio, pero él se ríe y se lo toma como algo que no tiene sentido. Tengo el mismo esmalte en las uñas de las manos y los pies hace más de un mes, y está intacto. Mujeres, ver para creer. Me quedo un domingo entero traduciendo fallos de derecho en inglés y en francés. Ya no pienso más en él. Felipe hace pis arriba de mi cama. Mi amiga le dice a su novio de hace tres años que ya no lo ama. Me llama mi abuela de Grecia y me cuenta un secreto que pretende me acuerde el día de mi casamiento. Día por medio tengo el mismo sueño. Devoro las uvas cada media hora. Me llama Federico a las siete de la mañana para ir a desayunar a Mc Donalds. El crédito del celular me dura, como mucho, una semana. Me llega una caja con regalos de mi hermana y una carta con fecha de enero y firmada en Alemania. Anita Ibarra me saca la contractura del cuello que tenía desde hacía tres años, sólo con un movimiento en seco que le enseñó su profesor de yoga, Ernesto no se cuánto. Me voy dos días al campo y vuelvo como si me hubiese tomado un mes entero de descanso. Tomo un sorbo de Coca a escondidas, en el cine, después de diez años de no haber tomado ni una gota. Le ruego a mi prima que quede entre nosotras. Mi jefe me pregunta por segunda vez si estoy enamorada. Desapareció la mariposa muerta que dormía en la mesa de luz al lado de mi cama. El portero de casa se enoja porque me ayuda  a estacionar el auto en el garage y me lleva varias maniobras. En la clase de francés me concentro más en el compañero nuevo que en el repaso del passé composé. Una de mis mejores amigas se confunde de número y le manda el mensaje a su jefa contándole que le pican sus partes íntimas. Voy a comer con mis amigas a Las Cañitas y me quedo dormida. En Juncal y Libertad me piropean gritándome "Diosa, no querés ofrecerte para que nos cancelen la deuda externa, sos hermosa". Quiero contárselo al Chueco, pero para variar no tengo crédito. Llego puntual todos los días a las clases de mi facultad. Voy a la veterinaria para averiguar cuánto viven los conejos y si podrían llevarse bien con mi perro. Me mandan un mensaje de levante de un número desconocido y firman "anónimo". Encuentro una caja de hace años con fotos y cartas, y lloro. Adentro de la caja también hay un pedazo de chocolate y así como está, me lo como. Le doy mis tarjetas de crédito a papá y le prohíbo que me las devuelva así puedo ahorrar más. Perdí mi bombacha preferida. Me escondo de una persona que está parada en la esquina de mi oficina. En el boliche invento que me llamo Felicitas y cuando me piden el número les paso el de alguna amiga.

Una sola vida



Vidas vestidas de oficina. Vidas escondidas. Vidas rutinas. Vidas hormigas. Vidas dormidas.


Llego apurada, acalorada, la cartera está pesada, las manos todas ocupadas, las llaves en la boca y el escritorio me mira con poca onda. Mientras tanto, Rob Machado llega relajado a la playa, acalorado pero con el agua del mar esperando, la tabla de surf en una mano y el cielo totalmente claro y despejado.


Tipeo, rápido, moviendo los dedos que se deslizan para arriba, para el costado, para abajo, a lo largo del teclado; dos puntos, enter y sigo tipeando. Mientras tanto, Fito Páez desliza los dedos de sus manos sobre las teclas de un piano, y me canta Cable a tierra sacudiendo la cabeza. 


Firmo recibos, mi nombre entero lo escribo en imprenta, completo los renglones vacíos de la agenda con reuniones y direcciones. Mientras tanto, Isabel Allende firma miles de ejemplares de uno de sus libros de la lista de best sellers mundiales.


Espío por la ventana el color del cielo, sigo con la vista las nubes desarmándose, me muevo unos centímetros sentada en mi escritorio para que me llegue el sol del otro lado de Santa Fe. Me corro el flequillo a un costado de la cara y respiro un pedazo de tarde desarmada. Mientras tanto, Juan Martín Del Potro se mueve unos centímetros sentado en el banco, para descansar a la sombra después de un partido de horas, se seca con una mano la transpiración de la frente y la cara, y respira un pedazo de tarde agitada, llena de adrenalina y energía positiva desparramada por toda la cancha.


Voy a la cocina a prepararme un té y unas tostadas con manteca y miel. Las como apurada; en cinco minutos tengo que irme volando a una reunión en el Banco Nación. Mientras tanto, Narda Lepes termina de disfrutar un sandwich de pollo, palta y nueces y cierra apurada su valija con ruedas; en cinco minutos tiene que irse volando a Ezeiza y tomarse un avión a Grecia. 


Suena el celular, filtro llamadas que no puedo contestar, respondo mensajes de texto, suena mi interno, hablo con abogados, empresarios, secretarias, gerentes, escribanos. Me canso de hablar y me duele la espalda que se empieza a contracturar.Mientras tanto, Jack Johnson apaga su celular, se sienta en la arena, en frente del mar y empieza a cantar, dejándose llevar por los acordes de la guitarra y las canciones que más le gusta improvisar.


Cuento los minutos para que se hagan por fin las seis de la tarde. Apago la computadora, el aire, dejo el escritorio en un estado presentable, saludo a los que quedan y corro taconeando el piso a la puerta de madera. Mientras tanto, Marta Fernandez cuenta los minutos para inaugurar su galería de arte, apaga las luces, prende unas velas, se peina los rulos sueltos y deja la puerta abierta.

Gossip Girls

"Mirá quién está a tu derecha. No, a tu derecha boluda! Ese lado se llama izquierda"
"Tengo que contarte algo: ya no soy más virgen"
"Desde que corté con mi ex me gustan todos los flacos. Pero todos todos eh"
"¿Esto está lleno de polistas?"
"Hay días que no quiero ir al preboliche porque prefiero quedarme en casa con mis perros" 
"Me dijeron que en la fiesta va a haber manzanas"
"La altura de los tacos de una mujer es directamente proporcional a sus ganas de seducir"
"Me parece que hay hombres a los que no se los puede llamar hombres, ¿entendés?"
"Me voy a acortar el vestido, estoy demasiado santa así"
"Creo que gusto de él"
"¿Alguien se tiró un pepu?"
"Me encontré cien pesos en el camino al baño y no los voy a devolver"
"Te está mirando"
"No te lo chapes, no le des el gusto a ese boludo"
"Mi cartera tiene olor a cachucha sucia"
"Te pido tres caipiriñas. Mejor que sean seis así no tengo que volver"
"¿Podés aflojarle al chamullo?"
"Mirá lo que te perdiste navo"
"Tengo un secreto, pero te lo cuento en el baño.Vení rápido porque me lo voy a olvidar"
"A los hombres no les importa que no estés depilada".
"No pude dejar de mirar ese vestido desde que llegaste"
"Muero de ganas de romperle la boca de un beso"
"Esto es un embole, todos los más caños están de novios"
"Somos amigos. Ni siquiera con derechos ya. Ella me dejó por su ex"
"¿Me das el número de tu amiga? ¿Cómo que no atiende el teléfono? Pero dámelo igual, estoy acostumbrado"
"Hay tantos de esos dando vueltas que no tendrías ni que preocuparte"
"Te presento a tu futura cuñada"
"Vos insistí, ella es muy tímida"
"No entiendo qué hacen bailando tan pegados"
"Me quiero quedar con él."
"Que sean felices, no hay que preocuparse por nada"
"Nunca usé o.b. Es que quiero cuidar el planeta"
"Me comería un sandwich de lomito, unas papas, una torta brownie, un pancho, más papas, medio plato de risotto y una banana con dulce de leche"
"Te confieso algo, yo creo que es un frígido este chico"
"Me hago number two..."
"Mirá cómo me levanto a ese flaco sólo con pasarle por al lado"
"¿Cuál era el código para llamar y que aparezca número desconocido?"
"Me pedís una foto más y te rompo el iphone en cuatro"
"Me voy a dormir al auto, la que quiera hacer cucharita conmigo la espero con unos temas de esos lentos que te dan sueño enseguida."

Por curiosidad


Realmente no sé cómo hacen los hombres para olvidar. No entiendo cómo les resulta tan fácil familiarizarse con un perfume de mujer y no extrañar sentirlo en alguna parte de su ropa o de su piel. No entiendo cómo hacen para no sentir vacías sus manos sin poder entrecruzar más los dedos con esa otra mano, la misma que les despeinaba el pelo, o les acariciaba la espalda, o les hacía cosquillas en la panza. No entiendo cómo pueden cambiar tan rápido cientos de besos por otros nuevos. No sé dónde guardan todas las palabras lindas que dijeron, o si las reciclan y las vuelven a usar como paracaídas en la próxima primer salida. No sé qué hacen con los mensajes de texto, si los borran, si los leen, si se ríen o se olvidan que los tienen. No entiendo cómo pueden alardear tanto sobre su masculinidad y después hacerse pis encima como chicos, al final Fito siempre dice la verdad. No sé qué hacen con los momentos que los hicieron sonreír, no sé. No entiendo cómo hacen para no extrañar una mirada que les dice un te quiero sin palabras. No sé si les molestan los recuerdos cuando están por quedarse dormidos, o simplemente no conocen nada de eso. No sé qué hacen con las canciones que compartieron, si directamente las borran del ipod o cambian la radio cuando empieza a sonar alguna mientras están manejando. No sé dónde esconden el amor que alguna vez tuvieron, si abajo de la alfombra o en un vaso de Fernet con Coca. No entiendo cómo  los hombres pueden ser tanto para una y de repente ser lo menos. No entiendo cómo no se quedan con un vacío en el pecho. No entiendo cómo hacen para pasarla tan bien sabiendo que dejaron a alguien con la cabeza al revés. No sé cómo hacen para disimular todos esos detalles desgastantes que aparecen al final cuando uno ya no quiere seguir siendo parte. No sé cómo hacen, pero me gustaría ser hombre para averiguarlo. Me gustaría ser uno de ellos, pero sólo por un día, para jugar a ser el conquistador de América y tener una armadura que me proteja desde la médula contra cualquier tipo de riesgo que pueda haber ahí afuera, elegir una fecha de vencimiento para la relación y mejor si no es muy duradera. Total soy hombre y me puedo recuperar rápido, de un solo trago y sin pensarlo demasiado.

Empresarios y poetas


"Todo el mundo nace inteligente. La inteligencia es una cualidad intrínseca: de igual manera que todo el mundo nace respirando, todo el mundo nace inteligente. La idea de que algunas personas son inteligentes y algunas no lo son es absolutamente errónea y ha deshumanizado a muchísima gente, es muy insultante, degradante.


Todos nacen inteligentes, aunque su inteligencia puede diferir en su expresión. Uno es inteligente en la música, otro es inteligente en las matemáticas; pero si haces que las matemáticas sean el criterio, entonces parece que el músico no es inteligente. Si los pones a los dos en un examen en que las matemáticas son el criterio, el músico suspende. Cambia el criterio, haz que la música sea el criterio y ponlos a los dos en un examen en el que la música decidirá; entonces el matemático parece estúpido...


Nunca he conocido a una sola persona que sea estúpida, no sucede; pero puede que su inteligencia sea un tipo diferente de inteligencia. La poesía requiere un tipo diferente de inteligencia que hacer negocios. Un poeta no puede ser un hombre de negocios y al hombre de negocios le resultará muy difícil ser poeta. Se requiere un tipo de inteligencia para ser político; se necesita otro tipo de inteligencia para ser pintor. Y hay millones de posibilidades.


Recuerda: todo el mundo nace inteligente, de manera que eso no es prohibitivo para nadie. Simplemente tienes que encontrar tu inteligencia, dónde está. Y una vez que hayas encontrado tu inteligencia, tendrás claridad...


Un poeta se siente estúpido porque no puede ser un buen hombre de negocios. Esto crea confusión. Se vuelve inferior ante sí mismo, irrespetuoso, reprobador. Intenta tener éxito en los negocios, pero no puede. Esto crea mucho humo a su alrededor. Si comprende simplemente que es un poeta y que no tiene que ser un hombre de negocios, y que triunfar como hombre de negocios sería un suicidio para él... tiene que triunfar como poeta. Ésa es su inteligencia, y su inteligencia tiene que florecer a su propia manera. No tiene que imitar a nadie. Puede que la sociedad no le pague por ello, porque la poesía no es tan necesaria como las bombas; el amor no es tan necesario como el odio".

Vidas pasajeras


Me acuerdo de esa noche de enero en una playa de Ecuador. No había electricidad, ni luz ni cemento en las calles. Eran de tierra. Esquivando las piedras del camino me choqué con él. Nos volvimos a encontrar. Había vendido su tabla de surf porque no tenía ni un dólar en el bolsillo. Pero ahora estás conmigo, me dijo. Y me sonrió, igual que el primer día. Hay historias de verano y hay personas que nos agarran de la mano. Algunas se quedan por meses, otras se van y después las volvemos a encontrar. A veces son años. Y están las personas pasajeras. Una historia aparte en cada cabeza. De las mejores. El surfer me agarró de la mano y caminamos descalzos hasta la próxima playa. La humedad de la arena nos acostó boca arriba ¿En qué pensás? le pregunté. En que no existen los problemas si podés estar sentado abajo de este cielo y ese pedazo de luna llena. Me empezaba a gustar.

Bonjour soleil

Tarde o temprano todo pasa, pero siempre es mejor que no nos pasen los días por al lado como camión de ruta llevando ganado. Prefiero sacar la cabeza por la ventana del auto, como hacía cuando era chiquita, en el camino al campo, y sentir el viento en la cara, cantar fuerte y que el aire me haga cosquillas entre los dientes. Dejar atrás las palabras que dije y no quise, soltar las horas rutinarias, devolver los consejos prestados y apurados, o tirarlos por la ventana del auto para que se los coman las vacas que están ahí pastando. Y que venga lo que venga porque prefiero volver a disfrutar el momento y no seguir de brazos cruzados.

Listen to your (he)art

De las personas que más admiro, los artistas. Porque en el arte es por donde realmente pasa la vida. Una vez leí que el mundo está como está, que la gente está triste y vive con miedo porque, el que tendría que haber sido músico es contador, el que tendría que haber sido escritor es banquero, y el que tendría que haber sido actor es médico. 

Si uno retrocediera bastantes años y volviera a estar en la piel de ese loco bajito de cinco o seis años o en los vestidos de princesas o en los castillos y pozos en la arena, si uno volviera con la memoria a esas épocas seguramente encontraríamos otras respuestas. Distintas a las de ahora, pero serían respuestas puras, sin la influencia de ninguna otra persona. Y hoy estaría por recibirse una veterinaria apasionada, o una enfermera con un pasaje a Africa, o estaría comprando un cuadro de alguna amiga famosa lleno de colores y de flores en alguna galería de Buenos Aires o de París, nunca se puede predecir.

Parece fácil, pero al momento de tomar decisiones de repente nos golpean demasiadas presiones. Vivimos en un mundo de seguridades de todo tipo: económicas, amorosas, sociales, estructurales, empresariales, funerarias, bancarias. Es difícil escuchar la propia voz cuando hay tanto ruido y tantas exigencias sociales a nuestro alrededor. Es difícil arriesgarse sin agarrarse de la mano de alguna de todas esas seguridades. Todavía no sé como se hace, sino no estaría filosofando acá sentada, ni cursando el último año de mi carrera para recibirme de abogada. 

Pero lo que sí sé es que una carrera no es ninguna garantía asegurada; el éxito es una consecuencia de nuestras metas y no una receta predeterminada. En vez de contar los días para ese día en el que esté recibida, en el que haga las valijas y comience en algún país de Europa un posgrado o una maestría, prefiero hacer valer el transcurso de esos días, disfrutar el camino, sin apuro y a mi ritmo, dejar espacios vacíos para dar lugar a lo desconocido, y mientras tanto seguir bailando porque nunca sabemos hasta cuándo vamos a poder seguir festejando.

Hay millones de cosas que perdemos por miedo a perder. Hay miles de proyectos, cientos de ideas, montones de ganas que se van quedando en el camino también, sólo por no arriesgarnos un poco más o por no creer. Las ideas más locas y desequilibradas son las más acertadas; hay que darles la importancia que haga falta y darles forma, sin descartarlas ni dejar que pasen los años y se pierdan en la nada.

Creo que la felicidad tiene muchas formas y direcciones. Depende de cada uno poder equilibrarla con nuestras verdaderas pasiones, poder discernir nuestras voces internas y exteriores, y saber elegir, o mejor dicho, animarnos a elegir, la verdad que cada uno lleva adentro suyo y que lo hace feliz, por encima de todas las seguridades, por encima de todas las comodidades y sobre cualquier otra de las infinitas posibilidades.  

Creo que sólo se trata de ser sinceros con nosotros mismos, y permitirnos ese momento, el que nos invita un músico jamaiquino con su pensamiento: "Abrí los ojos, mirá hacia adentro. ¿Estás satisfecho con la vida que estás viviendo?"

Ni una menos, ni una más

Hay preguntas que me sacan de quicio y me ponen de muy mal humor cada vez que las tengo que escuchar:


1) ¿Alguna novedad?
2) ¿A qué hora volvés?
3) ¿Cómo venís para el parcial?
4) ¿No me ves más gorda? Decime la verdad..
5) ¿Todavía no elegiste?
6) ¿Dónde estás?
7) ¿No te enojás?
8) ¿Nunca cursaste Economía?
9) ¿No te llamó todavía?
10) ¿Qué hacés de tu vida? 


Pero están esas otras que me encanta escuchar y contestar:


1) ¿Cómo te llamás?
2) ¿A qué hora tenés que estar en el aeropuerto?
3) ¿Querés más?
4) ¿De qué gustos el cucurucho?
5) ¿Te animás? 
6) ¿Te puedo contar algo?
7) ¿Te acordás?
8) ¿Me querés acompañár?
9) ¿Querés ser mi novia? 
10) ¿Cómo estás?

Guten Morgen, Natacha




Hay veces en las que los puntos de vista que vienen desde otro continente me abrazan el alma. Desde un simple intercambio de e-mails a media mañana, con sabor a Alemania. Sentada en mi escritorio, con un vaso de jugo de naranja en una mano y la otra en el teclado voy leyendo cada palabra y sonriendo. A gusto con el sol que se apura por hacer llegar algunos rayos del lado de mi ventana, a gusto con las flores blancas que me miran de espaldas, a gusto con el silencio de la oficina a esa hora del día. Me dan ganas de tomarme un avión y compartir unas cervezas con esa sonrisa rubia y esos ojos que contagian alegría, y hablar durante horas de las historias de hombres, del destino, de las elecciones, de la vida. Mientras tanto sigo cerca de la pantalla y grabo en mi cabeza cada unas de sus palabras, porque me hacen bien y no importa si estamos lejos, ni si quiera si no podemos vernos; durante media hora esas líneas me alegraron la mañana y me hicieron dar cuenta de las cosas que realmente valen la pena entre tanta confusión dando vueltas, flotando en la nada.

El asado al diván



Provoleta a la parrilla. Papas al plomo. Chorizo al pan. Mollejitas. Bife de chorizo. Vacío. Matambrito. Costilla de cerdo. Bondiola. Lomito. Asado de tira. 

Qué bueno que nunca se me cruzó por la cabeza ser vegetariana. (Mentira)

Una vez sí lo pensé, sólo porque me daban lástima los animales cuando eran bebés. Y porque me imaginaba que la yema del huevo era un pollito deforme, y me daba lástima comerlo, pobre. Y en el sur, cuando papá pedía carne de ciervo... no podía ni verlo. Me enojaba y le rogaba que se comiera sólo la ensalada. También cuado comí por primera vez conejo dije que era la última vez que comía carne, en serio. Pero siempre fue más fuerte que yo, y no pude serle fiel solamente a las verduras y al arroz. Hablemos de todos esos animales cuya tumba es la parrilla.Hablemos de los terneritos, de las vacas, de los chanchitos, de las cabras. Hablemos de los protagonistas a la leña o a las brasas durante el asado en familia. Porque cada vez que pispeo la parrilla no puedo evitar imaginarme la vida de esos cortes de carne . Es siniestro, ya lo sé. Pero pienso, por ejemplo, si habrá llorado el ternero en el minuto antes de estar muerto, o si al chancho le dolían las costillitas o el pechito cuando lo estaban eligiendo. O si al cordero le lastimaron las patitas cuando lo ataron, y por ahí tenía novia y tuvo que decirle que ella corra, que se salve sola. "Sofía, ¿qué te pasa? Tenés cara de haber visto un fantasma". Y como no me gusta que indaguen entre mis pensamientos sueltos, sonrío, cambio la cara de miedo y me preparo un choripán antes que los demás. Total nadie me está viendo, y además tengo prioridad; soy la única que devora el asado con un poco de piedad por el reino animal.

Mariposas en la panza



Cuando era chiquita pensaba que las mariposas eran mágicas. Las perseguía durtante horas mientras los demás seguían sentados en la sombra después del asado. Siempre se me escapaban de las manos, y  se escondían volando entre las hortensias y el campo. Cuando me enteré que sólo vivían un día me largué a llorar mientras nadie me veía y decidí dejar de molestarlas. Pero era más fuerte que yo, las veía pasar volando a través de la ventana y las quería. Entonces me convencí que el polvo que tenían desparramado en todas sus alas era una especie da abracadabra y así iban a vivir por más tiempo porque esa fórmula mágica se contagiaba y les alargaba su corta vida, por lo menos por una semana.


Todo esto me vino a la cabeza porque hoy volví a casa después de una semana de dormir en otra cama ( nada de hombres lamentablemente, sólo casas de amigas y primas hermanas) y cuando entro a mi cuarto veo algo raro en el medio de mi almohada. Aia. Pobrecita, dije. Era una mariposa muerta, ahí quietita, intacta. No entendía cómo había llegado ahí si la ventana estaba cerrada. Y como estaba extremadamente sensible la agarré con cuidado para no partirle las alas, la miré durante un buen rato y me largué a llorar sin entender qué me pasaba. 
Al final la dejé acostada en mi mesa de luz, y abrí la ventana. En una de esas de verdad existían las mariposas mágicas y revivía y podía irse volando antes de la mañana. 


Le cuento a mamá que encontré una mariposa muerta en la almohada de mi cama. "Si, yo te la dejé. Estaba en el balcón y dije seguro que a Sofi le va a gustar guardarla". No sé qué le pasa a Malala últimamente. Entiendo que me encantan esos bichitos con alas, pero ya no tengo cinco años y la escena de la almohada fue entre siniestra y extraña. No importa, igual por algo la dejé ahí apoyada, y la espío de reojo desde mi cama, y ella sigue ahí, mirándome con sus antenas paradas y sus alas cerradas. Aunque tengo que admitir que, antes que una sin vida, prefiero tener muchas más pero vivas y adentro de la panza.

Corpiñito juguetón.



No hay peor sensación para las mujeres que la del ñocorpi desabrochado por sorpresa. Estaba en el bondi, impecablemente sentada, cruzada de piernas, adentro de un vestido blanco, ni muy corto ni largo, en el asiento del costado de la puerta, pelo atado, un par de aros y bombacha nueva. Mensajes, la típica llamada de Malala, una chica bohemia al lado mío, del lado de la ventana. Trato de pispear el libro que tenía entre las manos y trac. Algo se sale de lugar, no, por favor, decime que no es lo que estoy sintiendo. Me toco las lolas con el mayor disimulo que puedo y confirmo la sospecha: el corpiño suelto. Qué incomodidad. Lo único que me motiva es que se haya desabrochado por un repentino crecimiento de Victoria y Soledad, pero las espío por el huequito del escote y la verdad es que las veo igual. Monitoreo el ambiente: tres tipos con baberos sentados en frente, al lado la bohemia seguía en su planeta, al otro costado toda la fila de mujeres, vamos, pero miro atrás mío y hago contacto visual con un muchacho de pelo atado. ¿¿¿Qué hago??? ¿Espero  que se baje mucha gente y cuando nadie me ve me subo rápido el vestido y termino con el trámite instantaneamente? Pero esto está casi vacío y necesito más de diez personas para tapar la vista de los polleras mirando adelante mío. Ya sé, mejor me levanto de un salto y voy corriendo hasta donde está el chofer y le pregunto por alguna calle, ya fue, y mientras nadie me ve me agacho y vuelvo a ajustarme el corpiño ahí abajo. No, no, qué estupidez, tampoco voy a llegar al extremo de la ridiculez. Pero es muy molesto tener esto acá arriba todo suelto. Y creo que el chico de remera azul se dio cuenta, porque no deja de  mirarme y sospecho que me está haciendo señas. O estoy alucinando? Trato de abrochármelo con las manos por arriba de la ropa, pero es imposible, y encima la estoy matando a codazos a la bohemia de al lado. Y si me lo saco? Total en Europa ir sin corpiño está de moda. Pero cómo hago? No, no, además es vestido blanco Sofía, blanco. Me cruzo de brazos, pero como lo hacen los hombres, manos abajo de la axila y dedo pulgar al lado del antebrazo y aprieto con firmeza, y así me quedo un buen tiempo sin mover ni siquiera la cabeza. No, no suenes ahora celular. No lo atiendo, pero me doy cuenta que es peor, porque todo el bondi concentra ahí la atención. Qué les importa si voy a atender la llamada o no. Ya me tengo que bajar, qué bueno. Pero no puedo llegar así, con el ñocorpi suelto. Es a una cuadra. Me escondo atrás de este árbol y termino con el asunto. No, qué fiaca, tengo público del otro lado. Busco desesperadamente un bar que me preste el baño del lugar. No, no me digas que están limpiando, ¿te parece que es una hora adecuada para el trapo y los baldazos de agua? Tendrían que reorganizarlo, no sé, pensalo. Qué suerte, justo otro bar acá al lado. Con la mejor cara de lástima pido si puedo pasar al baño. Claro, no hay ningún problema. Por el pasillo, al fondo a la derecha. Ay. Gracias. Gracias. Gracias. Qué bueno poder desnudarme sin miradas extrañas. Entre paréntesis, nunca uso la palabra desnudarme.Corpiño de cuarta, te pasaste, qué mala jugada. Mucho Caro Cuore y la calidad es una huachada. Ya está. Salgo sonriente y triunfante. A media cuadra me encuentro con mi amigo de Nueva Zelanda. Tanto tiempo, tantos años. Beso en el cachete. Se dejó crecer la barba. Abrazo. Palmada en la espalda. Y... trac. Me estás jodiendo. Calor. Puteo por dentro. No me puede estar pasando esto de nuevo.Desespero, no. Y ahora qué corno hago? Ya fue, somos amigos, hay confianza. Sory Pipa, no me ayudás?, y de espaldas le grito, SI PODES BAJARME EL CIERRE DEL VESTIDO, QUE SE ME DESABROCHÓ EL CORPIÑO, SI YA SE,UNA CAGADA , ME TIENE HARTA, QUE? AH, EN EL PRIMER GANCHITO NO, EN EL SEGUNDO MEJOR. Y me doy vuelta con una sonrisa en la cara y dejo de gritar como una loca desesperada. Ahora sí, perfecto, mil gracias.

Every day. And every night.


Me agarró la mano desde el escenario en la última canción, la apretó con energía y después la soltó. Pero siguió mirándome a los ojos directamente, entre las luces, los gritos y los codos de la gente, y cantó esa parte de la canción que siempre me hubiese gustado escuchar de un hombre cuando está conmigo, que es tan simple y tan real, pero no sé por qué cuesta tanto el amor en el último minuto, antes del penal.

Hoy me voy a dormir con la sonrisa de esas rastas contagiándome de ganas, con su cintura de hombre bailando con los ojos cerrados, los pies en la tierra, llevando el ritmo, la cabeza en otro lado, y sus manos abiertas, no fears, no problems,no insecurietes, no doubts, no cowardly, no time. 

Y mi parte preferida todavía sonando entre mis oídos y mi cabeza:
I wanna love you and treat you right, I wanna love you every day and every night.

Grow without growing up



"You can't waste time over missing something in the past. Life changes, people grow up and grow apart, and you accept that. Yet, you still can't stop thinking about good it used to be; afraid you'll never experience it again, afraid you've already lived it and already lost it".