Gris melange


Casi sin abrir las ventanas, pensando que el gris melange iba a acompañarme un buen par de horas durante la mañana.

Casi lluviosa, de pocas ganas de levantarme de la cama.
De frío en puntas de pie entre las almohadas.

Casi de espaldas a los llamados de la noche anterior, al rechazo por lo desconocido y guardando algunos miedos en el bolsillo.

Casi inquieta, casi cansada.

Hay días en que quiero acurrucarme, y dormirme, y pensarte,
no pensarte, despertarme, y acurrucarme de nuevo,
hasta que se despinten las nubes desarmadas
y me vuelvan las ganas de espiar el cielo por la ventana.


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