Tazas rotas, tazas nuevas



Cuando algo se rompe es inevitable que vuelva a ser lo que era antes. Si una taza se cae al piso y se parte en varios pedazos es casi imposible poder reconstruirla y volver a usarla.

No queda otra opción que mirar con melancolía los pedacitos desparramados por el suelo y después de unos minutos de duelo interno deshacernos de ellos.


Seguramente al poco tiempo encontremos una taza nueva, que reemplace el lugar de la otra. Y hasta quizá nos haga sentir con mayor intensidad el sabor del café, del chocolate o del té.

También puede pasar que, cuando la taza se rompa, sólo se quiebre algún pedazo y pueda ser fácilmente reparable. Y así volver a tener en nuestras manos la taza de antes pero reciclada.

Los demás pueden no darse cuenta pero nosotros no podemos engañarnos y sabemos que esa taza está partida, que tiene los bordes despintados y que es una víctima frágilmente vulnerable a sufrir una próxima rotura, que seguramente termine con su vida de porcelana blanca a la deriva.

Creo que muchas veces lo mismo pasa en la vida, con las personas.

Hasta hay veces en que intentamos reconstruir los mil pedacitos, una y otra vez.
Y lo logramos, pero vuelven a desprenderse. ( y con mayor facilidad que antes)

Y es sólo una ficción; es triste. Da lástima. Porque adentro nuestro sabemos que no es lo mismo, que lo que era nuevo el tiempo lo desgastó hasta dejarlo sin color.

Y por miedo a no encontrar una taza nueva, por conservar la seguridad, por ser egoístas o simplemente por comodidad preferimos seguir pegando los pedacitos, y ocultar esas partes rotas al resto de las personas.

Todo por no desapegarnos de lo que no nos satisface en su totalidad y no armarnos del valor necesario para saber elegir y descubrir lo que queremos en verdad.

7 comentarios:

  1. ¡Hola! Llegué a tu blog por Gaby Muller, una amiga en común que tenemos, que me lo recomendó. ¡Me gustó mucho! Seguiré leyendo con muchas ganas.

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  2. Lo que estaría bueno es que cuides la taza.
    Esa cuestión inconciente de querer renovarnos y comprar nuevas cosas, cuando teniamos lo que nos hacía bien en nuestras manos, y lo dejamos caer.

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  3. Si, coincido con esto ultimo,
    pero mi punto de vista va mas allá de eso, ni pasa por renovar por el simple hecho de aburrimiento o comprar cosas nuevas. Sino por no mantener algo o a alguien en nuestras vidas simplemente por egoísmo, por no querer sentirnos solos, por costumbre o comodidad.
    Pasa por saber desapegarse, y ganar en libertad..
    Pero entiendo tu punto de vista y te agradezco el comentario, aunque no se quien sos.
    un saludo

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  4. Eduardo, muchas gracias por pasar a leer!
    me alegra mucho que te haya gustado
    ya nos conoceremos en persona en algun retiro de los que me invito gabi muller.
    un beso grande!

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  5. Habia entendido, y quizas me fui por mis propias ramas.
    Leo devuelta lo que escribiste y hago un nuevo analisis, una seguridad basada en una sensación un tanto escéptica.
    Lo que quiero decir es: Las cosas no se rompen solas, las rompemos nosotros. Estoy muy de acuerdo sobre el conformismo y como nos dejamos estar en situaciones como la que describis.
    Pero tambien es bueno de creer en alguien, en el amor real, poder aceptarnos y aceptar a otro, saber que es dificil vivir acá para todos igual y el esfuerzo por lograr que no se rompa algo que nos hace o hizo bien es tan bueno como saber cuando hay que cambiar =)
    Me gusta el anonimato.
    Beso

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  6. Obvio, no descarto la idea de creer en alguien y de esforzarse por conservar lo que nos hace bien, pero a veces simplemente no depende de nosotros y "las tazas se rompen" de todas formas..
    gracias por tu punto de vista, no me quiero extender pero podriamos estar horas
    un beso

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