Hablemos de todos esos interrogantes molestos que mamá repite y repite con el paso del tiempo. Hablemos de esas preguntas que me ponen los pelos de punta. Hablemos de esos comentarios en forma de bocados, con un signo de interrogación al final tan fuera de lugar. Hablemos de las preguntas frecuentes de Malala, mi mamá. "¿A qué hora te despertás mañana Sofita?" Todavía no se acuerda que todas las mañanas, menos el fin de semana, me despierto a las seis y se lo tengo que responder una y otra vez. "¿Qué tamaño de O.B. necesitás que te compre?" No entiende que siempre es el mismo, que no cambia, y que me lo pregunte con un llamado cada vez que está en el supermercado no me divierte demasiado. "¿Nunca te volvió a llamar Fulano de tal?" No, mamá, otra vez no volvió a llamar ni lo va a hacer, asique hacé desaparecer de tu imaginación esa cuestión. "¿A qué hora volvés?” Esa es de sus preferidas. Me la pregunta haciéndose la distraída, cuando estoy con un pie afuera de la puerta por encarar alguna salida. Y siempre le respondo lo mismo. Le digo que vuelvo a las cinco, no se por qué. Alguna vez le voy a decir a las diez de la mañana, a ver si reacciona o no dice nada. "¿Me llamás después de rendir?" Ya sabe que siempre es a la primera que llamo o le mando un mensaje para que sepa cómo me fue, pero igual siempre está en el aire su pregunta como si fuese la primera vez. "¿Qué es de la vida de esa compañera tuya del colegio, cómo se llamaba que no me acuerdo... la rubia, de pelo muy largo, con cara de muñequita... ¿Camila?" Esas preguntas se repiten esporádicamente, pero van cambiando los personajes básicamente. "¿Guada sigue de novia con Nico? No sé cómo hacer para que se acuerde que Guada cortó hacé más de tres años con Nico, y que ahora está de novia con Martincito. "Sofita, ¿cómo hago para que mis fotos de Facebook sólo las vean las personas que yo quiero?" Ante este tipo de preguntas tengo que rebalsar de paciencia por toda la explicación técnica que genera. "¿Estás dormida?" Sí mamá, es domingo y son las nueve de la mañana. Estaba dormida, no hace falta que cada fin de semana te asegures de que estoy adentro de mi cama, ya sabés que te mando un mensaje si no vuelvo a dormir a casa. "¿Dónde está mi pantalón blanco? ¿Vos usaste mi camisa de Ayres? ¿Sofía dónde dejaste mis botas negras altas? ¿No viste mi saco de Wanama?" Esas preguntas son las que más odio contestar. En realidad me hago la tonta, y trato de evitarlas porque nunca tengo una respuesta con la que pueda obviar la culpa y salir intacta. "¿Con quién hablabas tanto tiempo?" Era Chof mamá, no me molestes más. La lista puede seguir hasta el infinito y más allá, pero éstas son las preguntas que encabezan el ranking con mayor intensidad. Y aunque la adore con toda mi alma a mamá, estos signitos de pregunta amenazantes, inquietantes, escondidos por cualquier parte, me ponen nerviosa y dejan al descubierto mi parte menos tolerante.
Mirá vos que bueno! Te quiero loquita. Si querés te hago una lista de tus preguntas frecuentes..
ResponderEliminarBesitos, mamá.
Pd: ¿vos te comiste el chocolate Milka?
JAJAJAJAAJAAA la vocecita de mama preguntando donde esta mi pantalon blanco?? jajaa dormis???? esa le encanta a mama, los domingos a la mañana sobretodo tal cual!
ResponderEliminarpero es la mejor de todas . y yo quiero esas preguntas ahora q me molesten! las extraño a las tres, a las preguntas a vos y a mamuuuu , las amo!
besotes de musungu
Imposible sentirme identificada!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarQué sería de ustedes si no esuviera esa caricia dulce, llena de amor, presente en todas y cada una de las preguntas de mamá????
Notarían, como Dafne, el valor de saberse acompañada por el cariño que sólo los padres saben dar...(dicho por alguien que todavía tiene la bendición de tener a los dos).
Hermoso Sofi!
Admito, afloró "la maestra ciruela", porque sé cuánto la aman a Malala.
Besos, Betina