Me bocharon en una final, ¿y qué?


Fue hace dos semanas atrás. Era única instancia, parcial, final, tema al azar y oral. Si te gusta bien y sino también. Había ido religiosamente a todas las clases. Ni siquiera tenía una "T" de llegada tarde. Me había leído absolutamente todos los fallos y plenarios. Resolvía todos los casos prácticos. Ponía cara de chupa medias durante una hora y media. Para el parcial me sabía todos los temas. Claro, los que el profesor dijo que iba a tomar, los propios de la materia. Pero era de esos profesores sumamente altaneros, distantes, resentidos, insensibles y con cara de pocos amigos. Para mí era lo más parecido a la Bestia en la película de Disney. O a Al Pacino en Scarface. Llegó el día del final, un miércoles como cualquiera de los demás. Pido pasar primera porque volaba de fiebre. La Bestia se acomoda en el sillón negro atrás de su escritorio y mi bufanda y yo del otro lado, aguantándome los estornudos, tragándome los mocos y con todos mis compañeros en el mismo aula mirando, petrifcados, esperando ansiosos. Les faltaban la Coca y los pochoclos. El profesor despliega sobre el escritorio de madera cada uno de los papelitos como un ejército de doble filo listo para el ataque al enemigo. Saco el segundo de la derecha. Y son esas milésimas de segundos en las que me pregunto por qué carajo no saqué el de la izquierda. De repente siento quinientos cubitos de hielo rascándome la espalda, la fiebre desaparece, mis manos son dos vasos de agua, y mi cara me hubiese gustado que alguien la filmara. La Bestia me quería comer cruda y ya lo estaba haciendo. Mientras tanto, le dice a otra de mis compañeras que saque su tema. "Reconciliación" La puta que te parió. No puede ser. No me puede estar pasando esto. Mi tema no tenía ni idea de que existiera en esa materia. Por qué me pasa justo a mí y no a ella. Por qué saqué el papelito de la derecha. La Bestia esperaba. Sus ojos fríos y sin mirada me acribillaban. Empiezo a soltar las palabras atragantadas pero él no quería mi punto de vista ni el de la doctrina. Sólo quería la resolución jurisprudencial y los nombres de los jueces que habían intervenido en ese hecho procesal. Yo solo quería decirle "andá a cagar". Y así, esa eterna y aletargada agonía terminó con un "Suficiente, el siguiente". Yo protesté, patalee, y lo desafié a hablarle sobre cualquier otro título de los que estaban en el temario, y no uno inventado. No hubo caso. Al Pacino me ganó la pulseada y me levanté de la silla, como patito mojado, pero con la cabeza bien levantada. Tenía tanta bronca que me daban ganas de volver al aula y escupirle a los gritos todas las palabras más feas que haya conocido. Pero preferí llamar a Malala para que me consolara. Y después a Chof que me tranquilizó y evitó que me rompiera la pierna dándole una patada al banco de la plaza. Me armé de ánimo y a sonreir otra vez. Me vino de diez, porque las semanas que siguieron les tocó a varias de mis amigas pasar por eso. Y pude darles un abrazo por teléfono y reanimarlas hasta alegrarles un poco su mañana amarga. A Belu la rebotaron en un parcial y se fue a recuperar, con bronca y llanto atragantado hasta el final. Flo no aprobó Defensa del Consumidor y en el recuperatorio la asesinaron con un dos. Era su anteúltima materia para recibirse. Pero después de las injusticias la vida sigue. Chof también se comió un parcial desaprobado frío y sin sal. A Natuch le pusieron un miserable seis en su oral que estaba para un diez. Y Rodro no pasó su primer parcial en la facultad. Y así el 11 de mayo fue el día en el que rendí mi primer final en cinco años y recibí un lindo bochazo.Larita dice que, igual, nunca podría haber aprobado Divorcio porque soy demasiado enamoradiza e iría en contra de mi filosofía. Todo pasa por algo. Y esto también. "Nunca un fracaso, siempre un aprendizaje" me dijo más tarde un libro en inglés. Y adentro mio volví a sentirme bien. Porque la vida no pasa por una nota, por no aprobar un parcial o por recursar. Por suerte pasa por muchas cosas más.

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