Otra de amor


Cuando me gusta un chico que no conozco y muero de verguenza lo primero que hago es mirarme los pies, o morderme los bordecitos de las uñas de mi mano derecha cuando él no me ve. El otro día Nacho me preguntó por las "historias de amor" en la calle. Y me acordé de John en un subte europeo, de nuestras miradas encontradas. Y más tarde de sus palabras en inglés en ese recorte de papel, que terminó en mi mano cuando le sonreí en la esquina de la calle empedrada, que después se convirtió en noche de verano con cervezas en la barra, en ese lugar en frente del mar, con gusto a arena y música griega. Hoy me volví a acordar de John, pero esta vez en Buenos Aires, viajando en el 152. Me apoyé contra la ventana y la abrí lo más que pude así se me iba secando el pelo todavía mojado y dejé la guitarra que tenía colgando del hombro a un costado. Abrí el libro que me regaló papá ayer, el de Galeano pero no pude terminar la primer hoja cuando me choqué con el hombro de él al otro lado. No se corrió ni un centímetro y ahí se acomodó, codo a codo, cerca mío. Intenté moverme, pero el perfume en sus muñecas y el de su ropa recién lavada que se mezclaba con el aire de afuera hicieron que me quedara quieta. El abrió un libro, le quedaban tres páginas y lo terminaba. Yo, mientras, asomaba mi cabeza por la ventana y de reojo lo espiaba. Hasta que sin tener la intención vi que terminó su libro gordo y se me escapó un "Al fin, por tres páginas tardaste un montón" Y me miró presionando las cejas pero con ojos claros y una sonrisa abierta. Uy, Santa Fe y Paraná, ya me tenía que bajar. Le dije "buenochausuerte" y me bajé a los empujones entre la gente. Crucé la avenida y por adentro me reía, qué caradura, tengo que dejar de hablar en voz alta y ser un poco más reservada.  Y en el medio de esos pensamientos unos pasos corriendo me tocan la espalda: "Te olvidaste la guitarra". Y por adentro sigo pensando, encima de caradura, despistada. Le dije gracias y una sonrisa. El todavía respiraba agitado pero se reía. Yo quería dar media vuelta y entrar a la oficina. Pero el me ganó y dijo algo así como que moría por escucharme cantar una canción. "Disculpame, pero llego tarde" Y me fui apurada otra media cuadra.  Hace un rato el portero del edificio subió el diario y un par de cartas. "Ah, y esto me lo dejó un muchacho alto, de ojos verdes y camisa a cuadros". Y acá en el escritorio entre mis carpetas, el desorden y las tostadas con manteca tengo una servilleta de papel, con el nombre de él y un teléfono que termina en seis. 

4 comentarios:

  1. aiiii aii!!quiero saber como sigue la historia!Niceee!!
    A todos los que seguimos el blog, lo quiero publicar en Ohlala Blogs!!!!Me siguen??

    BlacK.

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  2. siiiii siisiisii hacele caso a tu sed!

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  3. jajajajajj sofff muy bueno!!! sos lo mass

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