Wake me up before you go



Con ella pasé la noche en un Volkswagen y hasta las dos de la tarde del otro día no salió el sol. Casi morimos de hipotermia y de hambre,  pero nos salvó la risa incansable de las dos. Y quiero estar de nuevo ahí adentro, con la tormenta y los truenos, las caras de asustadas y el miedo por el espejito retrovisor, quiero seguir jugando a Titanic, tiritando de frío, adivinando la hora, esperando que nos llegue alguna señal de Mora. Me acuerdo de nuestros tacos desgarrados corriendo por el medio de Dean Funes, de las sombras de los árboles y de nuestros gritos descomunales. Me acuerdo de la lluvia que no paraba, de la ventana abierta y del miedo que nos subió por toda la espalda cuando nos encontramos con alguien esperando en la puerta. Es que no hay un primero de enero juntas que no sea una historia.Ya es febrero pero quiero volver al asiento de atrás del primero de enero y acurrucarme un rato más, para seguir agarradas de la mano y olvidarnos de los mundos que siguen girando ahí afuera, y quedarnos sólo con nuestra risa que me lleva lejos y me hace bien.

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