Mi papá. O daddy, o Giordano, o Pelado. Aunque me rete durante las comidas por el tamaño de los bocados o no me deje volver sola a la madrugada con el auto.
Mi hermano. O Bro. O Jor. O Salamín. O Jorgelín triple. O George. Aunque esté lejos hace tres años, me hable en catalán desde Barcelona a cualquier horario y me haga enojar cuando me dice que sigo siendo una nena caprichosa a pesar de mi edad.
Mi padrino. Aunque no esté físicamente conmigo. Todavía me acuerdo como si fuera ayer cuando por teléfono me decía "mi princesita" y también cuando cumplí seis, que me perseguía para hacerme cosquillas y yo me escondía abajo de la cama de mi prima.
Mi abuelo, el griego.Aunque lo conocí sólo cuando era bebé.Mi abuela me cuenta que me escapaba de todos mis familiares menos de él, y que me quedaba dormida en sus brazos, al sol, en la terraza del campo. Ahora lo busco en sus artículos que escribió en los diarios, en sus libros, en sus cartas a mi abuela, en las fotos y en la cajita de madera donde guardo sus palabras y parte de su esencia.
Mi abuelo Otto, el alemán. Aunque murió exactamente un mes antes de que yo naciera. Mamá dice que es por eso que soy tan sensible; que ella hacía su mayor esfuerzo por no llorar pero era inevitable y durante el octavo mes lloró la muerte de su papá sin poder parar. Lo quiero a través del recuerdo, de los cuentos de mi abuela, de las medallas con su nombre y de las fotos de sus viajes por el mar sin decir a dónde.
Felipe. Por supuesto. Aunque sea un perro, entra en la categoría de los hombres que más quiero.
Mi primo, el de rastas. Aunque viva en el medio del mediterráneo y sea un colgado. Con él puedo arriesgarme a cualquier salto porque no conoce el miedo ni el tiempo, y vive al límite como a mí me gusta, por eso lo quiero.
Mi jefe. Porque me hace reír siempre. Y es lo más. Aunque me pregunte si ya estoy de novia el día en el que estaba todo mal.
El kiosquero de Arenales y Uruguay. Porque ya me conoce y me guarda los alfajores en la heladera y los deja ahí separados sólo por si acaso. Aunque le explique que no puedo comerme un Milka mousse a la mañana y otro a la tarde todos los días sino al próximo mes llego rodando. (Pero él insiste y el segundo siempre va de regalo, no hay caso)
Mis poetas preferidos, que son varios y muy leídos. Aunque no me conozcan, me llegaron al alma con cada uno de sus libros, de la noche a la mañana.
heeey hooo loca de la vida yo te quiero mas que vooooos cruzate el mar y veni que esto esta bueno en serio
ResponderEliminarno stress
give your best