Listo. Me rateo de la clase de francés entonces. A pesar del mail de mi profesora recordándome los devoirs del artículo del "Socio-esthéticienne". Me saco los tacos y los cambio por unos borcegos, un vestido blanco y el pelo suelto. Así, con la sonrisa en la cara y la inocencia pintada me subo con otras cuatro locas a la lancha. Y me hace bien haberme escapado de francés, me hace bien respirar el atardecer de un jueves tocando el río con los pies. Me hace bien reírme sin poder parar y llegar a la inauguración de un bar en el medio de los árboles, y que nos reciba con cervezas en la barra todas las veces que tengamos ganas.La buena onda no se toma feriados,escribe en el pizarrón el chico de colorado, mientras se acerca a nuestra mesa un grupo masculino que rondaba los treinta, o los veintipico.No hay peor (o mejor) momento que el de "empecemos a conocernos". Que las típicas preguntas, cómo te llamás, de dónde sos, qué estudiás, por favor que no siga con es la primera vez que venís a este lugar. Y después las coincidencias, las personas en común, las diferencias, querés otra cerveza, y en un segundo decír sí o inventar que te estás haciendo pis y tratar de escaparte y perderte entre la gente por ahí. Estoy sentada muy cómoda, con el respaldo de la silla inclinado y espío a mis amigas en sus sillas mientras él me sigue hablando. Maui se está enamorando de Milagro, ya le sacó el pañuelo y lo tiene puesto en el cuello, no deja de oler el perfume y en cualquier momento le roba un beso; Inés está en el planeta de no sé ni qué hora es pero está feliz con su cerveza y los pinchos de pollo con miel, no sé si está escuchando al de camisa blanca que la está chamullando, pero sigue en su planeta, disfrutando; María está sentada al lado del que se lleva todos los aplausos, pero está totalmente en otro campo de juego, ocupada en conseguir un pasaje que la lleve cerca de su candidato nuevo; y Manuela mira las estrellas mientras se ríe del ex convicto que se enamoró de mi pulsera. Hay muy buena música entre las ventanas de madera, hay más bandejas con pinchos de pollo, tacos, y bruschetas de salmón y lomo, hay familiares de un ex, hay fernet, hay viento que en silencio despeina las hojas de los sauces y el ciprés. Mientras tanto Inesita me hace señas para levantarnos de la mesa. Y caminamos entre toda la gente nueva, les inventamos nombres y apodos a cada hombre, nos reímos mucho de las situaciones, de las miradas, de los stalkers, del que tiene cincuenta y está bárbaro, del que tiene veinte y remera verde y usa el pelo largo para taparse los granitos de la frente, y nos reímos de nosotras, de todas esas cosas de mujeres que no son pocas. Ine se enamora del guitarrista; yo del que está parado ahí, al lado de tu Javier Bardem, no lo ves? Te está mirando, me dice Inés. Se parece a Jack, el de Lost, cómo que no lo conocés? Bueno no importa, te está mirando otra vez. Qué bueno que sea de noche y todavía temprano, y que el aire del río me haya animado en la medida de lo necesario. Nos invitan a cantar, love is in the air, siempre se puede volver a estar bien. Siguió la noche, siguieron las miradas encontradas, las propuestas de formar una banda, los teléfonos, las canciones en la guitarra, las palabras en la barra, las estrellas desparramadas, las despedidas y la vuelta en la lancha. Manu estaba enamorada del cielo y contaba las estrellas con los dedos. Nos hizo bien a todas respirar todo ese aire nuevo, de otoño, pero con gusto a verano de enero, salpicado con agua de río y cada parte de esos momentos, de tarde y noche al costado del tiempo.
geniaaaaaaaaal me encanto me encanto me encanto!!
ResponderEliminara listo ... me encanto!!!!!
ResponderEliminarsoy Manuelita
que lindo sofiiiiiiiiiiiii; recien volvemos de tandil con vanesa y lo acabo de leer!! me encanto
ResponderEliminarmery andrieu
sooooos una geeniaa sofiaaaa! me estoy devorando toodos tus relatos! te juro que me siento muy identificaada con toodos! segui escribiendoo genia! besoo, lara.m
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