En la puerta del boliche


Estábamos en nuestro mejor momento. Hace un par de años atrás más o menos. Pero todavía éramos un poco celosas y caprichosas. Lo peor de todo es que mi amiga y yo estábamos demasiado sobrias cuando decidimos abandonar el preboliche a las dos y convertirnos en Watson y Sherlock Holmes. Averiguamos todas las maniobras del grupo de chicos que nos gustaban y nos tomamos un taxi hasta la puerta del boliche sólo para espiarlos sin que se dieran cuenta dónde estábamos. Nos quedamos escondidas en el hall de entrada de un edificio en la otra cuadra, nos asomamos con mucho cuidado y ahí estaban. El de ella y el mío. Nosotras nos moríamos de frío, pero no importaba, sólo queríamos verlos aunque estuviesen de espaldas. De repente vemos que uno de ellos saca del bolsillo su celular, marca un contacto y se lo lleva a la oreja listo para hablar. Casi me agarra un pre infarto cuando escucho que es mi celular el que empieza a sonar. Me estaba llamando. La miro a mi amiga, nos escondemos mejor, pero ¡¿¿atiendo o qué hago??! ¡Decime vos! Ellos seguían de espaldas, no nos veían, asique era imposible que nos hubiesen descubierto en el papel de espías. Decido no atenderlo, por los nervios. Pasó un poco más de media hora y a nosotras nos agarró un ataque de risa descontrolada. Hasta que volvimos a fijar las miradas en nuestros candidatos y no los encontramos. De repente había más gente y lo que pensábamos que era la cola para entrar a la fiesta era una pelea, y en el medio de las piñas encontramos como Wally a nuestros dos queridos rugbiers. Esperamos que terminara esa cosa de hombres innecesaria y cruzamos de cuadra, como si nada, como recién llegadas a la misma fiesta, como si se tratara de una coincidencia. Y nos salió muy bien la jugada: uno con el ojo lastimado sólo quería irse a su casa, la vio a mi amiga y enseguida se le dibujó en la cara una sonrisa. Y el mío me saludó con un abrazo de esos lindos y largos y me dijo que me había llamado, que por qué nunca le había contestado. Le tuve que decir que nunca lo había escuchado. Al final nos fuimos juntos. Me gané un buen par de besos y un desayuno. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario